Los sueños extraños siguen.

Ahora la situación es un poco diferente. Me encuentro en lo que parece ser un parque o un área verde muy grande, llena de árboles y lo que parece un lago al fondo, de repente, siento una mano más pequeña tomar la mía a la vez que una vocecita me dice:

— ¡Ven papá, vamos al lago!

Bajo la mirada y es ella, la niña de la bicicleta extraña, solo que ahora no viene montada en ella.

— ¿Como dices? — le pregunto sin entender del todo lo que sucede.

— Tu ven, sígueme — me dice mientras comienza a correr, alejándose.

Aún sin entender lo que sucede, comienzo a seguirla a la vez que volteo hacia todas partes para tratar de identificar el lugar donde me encuentro y, aunque todo parece ser normal, no es un sitio que haya visto antes.

— ¿Que es todo esto? — me pregunto sin entender — ¿Estoy dormido?

— ¡Corre papá, ven a ver esto! — me grita la niña que ya se encuentra arrodillada en la orilla del lago.

Me apresuro a llegar a donde está y me arrodillo junto a ella. Peces, peces en el agua, pero no los convencionales que todos conocemos, no, eran unos peces extraños, parecían como hechos de cristal, que refulgían y parecían cambiar de color con la luz de lo que hasta ese momento, creía que era la luz del sol. Levanté la mirada y la vi, era una esfera enorme que emitía una luz que extrañamente no lastimaba mis ojos, podía verlo directamente, aparte, podía ver todo el cielo, un cielo de un color azul claro, tan claro que parecía casi blanco, cubierto de estrellas que de alguna extraña manera, resaltaban contra ese fondo tan claro.

— Toma Papá, agárralo — escuché la voz de la niña.

Sentí algo húmedo en mi mano, entonces baje la vista. Era uno de esos peces. Cuando lo tomé con las dos manos, pareció explotar, cubriéndome con una intensa luz que me cegó en el momento.

Cuando abrí los ojos estaba recostado en mi cama. Si, sucedió de nuevo y para variar, la misma hora; 3:00am.

¿Que es todo esto?