viernes, 25 de agosto de 2023

Dios y las almas del purgatorio.

En cierta ocasión, Dios se encontraba sentado cerca del purgatorio, lamentándose por las almas que ahí se encontraban, aprendiendo las lecciones que en vida no pudieron o no quisieron aprender. Una de ellas lo vio, se acercó al borde y le preguntó:

— Dios, tu que eres tan grande y bondadoso, ¿por qué nos tienes aquí sufriendo en lugar de dejarnos entrar al Paraíso?

Dios, compadecido por la pregunta que le acababa de hacer, se acercó al bordé y respondió:

— Tu mejor que nadie lo debería saber. En vida fuiste envidioso y nunca ayudaste a tu prójimo de manera desinteresada.

El alma se quedó callada sin saber que responder.

Dios, sin decir más, se levantó y se dirigió al árbol más cercano, puso su mano sobre la corteza y le pidió permiso para tomar una de sus hojas. Como respuesta, una hoja cayó flotando suavemente hasta quedar delante de sus pies.

Dios la recogió.

— ¡Gracias!

Y regresó al borde del purgatorio. Se asomó y vio al alma que lo había cuestionado, sentada sobre una roca que ahí había.

— Quiero que te sujetes con fuerza de la hoja, voy a ayudarte a salir — Le dijo.

Y le acercó la hoja que el árbol le había dado para que se sujetara.

El alma, que no daba crédito a lo que Dios le había dicho y le preguntó:

— ¿En verdad me ayudarás?

Dios le guiñó un ojo como respuesta.

El alma entonces, procedió a sujetarse con fuerza de la hoja.

Cuando Dios comenzó a subir la mano para sacarlo, otras almas que se encontraban cerca se dieron cuenta y corrieron para tratar de salir también.

— ¡Ayúdanos a nosotros también, por favor! — suplicaron.

Y comenzaron a sujetarse de las piernas del alma que estaba siendo sacada del purgatorio.

Al darse cuenta de esto, el alma que estaba siendo ayudada, comenzó a patalear para que las otras se soltaran.

— Dios me está ayudando a salir a mi, no a ustedes, ¡Suéltenme!

Y seguía pataleando para que las otras se soltaran, sin conseguirlo.

El rostro de Dios se llenó de tristeza cuando vio que el alma no dejaba de patalear y la hoja comenzó a romperse, y cuando ya estaba casi afuera, la hoja por fin cedió, se rompió y todas las almas se precipitaron de nuevo hacía el Purgatorio. El alma que estaba siendo ayudada gritó enfurecida.

— ¿YA VIERON LO QUE PROVOCARON?, ¡ME ESTÁ AYUDANDO A MI, SOLO A MI!

Entonces levantó la vista buscando la hoja pero ya no la encontró. Solo vio el rostro de Dios, lleno de tristeza mientras una lágrima rodaba por su mejilla, y entonces el alma comprendió, si hubiera dejado que las otras se sujetaran de ella cuando estaba siendo sacada, hubiera podido salir de ahí, pero la envidia por saber que alguien más se iba a beneficiar por un favor que le estaban haciendo solo a ella no la dejó pensar de manera clara, provocando así su caída y el no poder salir del purgatorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El 15 y 16 de Septiembre: Celebrando la Independencia de México.

Cada año, el 15 y 16 de septiembre, México se viste de verde, blanco y rojo para celebrar uno de los eventos más importantes de su historia:...